La ñata contra el vidrio

Historias de un bar cualquiera

lunes, 19 de febrero de 2007

Los Mozos

Una parte importante en la vida de un bar son los mozos, ellos deciden por los clientes, aportan esa calidez que hace que alguien quiera volver al lugar (o no volver nunca, depende)
En el bar de mi suegro hay 3: El Cuchi, Cordobita y el Kun.
El Cuchi: Petiso, cabezón, hincha de Boca, no es el mejor de los 3, pero es (tal vez) el más macanudo. Como defecto le podríamos marcar el hecho de que todo el tiempo esté tratando de pasar cosas de la cocina al salón sin que uno se dé cuenta, de esta forma se queda con el 100% del valor de lo que sacó. En ese sentido hay que estar atento cuando él está.
El Cuchi tiene un hijo, Juan, de 15 años, que juega al futbol en las inferiores de un club de la zona. Es el único de los hijos que vive con él, los otros viven con la mujer. Creo que tiene un hijo guardado a la sombra, pero esto no es algo de lo que él hable con mucha frecuencia.
Cordobita es el más efectivo, vende bien, sabe ofrecer lo que más conviene que salga y tiene algo que hace que la gente le deje buenas propinas.
Por desgracia es bastante desconfiado, déspota con los cocineros y el orgullo que tiene por sus años de experiencia hacen que se haga odiar con cierta facilidad, ya que cuando pide las cosas, o remarca algo, lo hace de una manera muy agresiva e irritante.
Conmigo tuvo varias agarradas por cuestiones de trabajo, nada serio, pero lo suficiente como para que él esté todo el tiempo en guardia... y yo también.
El Kun (se llama Eduardo) es el mozo que va los fines de semana. Esta jubilado no se de qué, así que despunta el vicio y se hace unos manguitos.
Bien petiso, canoso e impecable, del Kun nos divierte con algunas salidas que tiene cuando hace referencia a los clientes.
Hincha de River (al igual que Cordobita), se pasa los fines de semana entre cigarrillos y partidos de futbols.
Amable y bonachón, vendría siendo como el abuelito de todos los que trabajamos ahí.
Carlos Macedo, 6:11 | link | 0 comments |

El Cura


La clientela de un bar se caracteriza por ser de lo más variada.
Como si fuera una segunda parte del tango "Cambalache", sentados en las mesas conviven figuras y personajes tan distintos entre sí que a veces me quedo mirando el salón y pensando, buscando un punto en común para todos ellos (aparte de la cita cotidiana del café), y la verdad es que no lo encuentro.
Uno de esos personajes es un sacerdote.
Grandote y amable, el cura llega puntual a la hora que comienza el partido.
¿Qué partido?.
Cualquiera, al cura le gusta ver fútbol.
Me atrevería a decir que es hincha de River Plate, por algunas actitudes que le vi un par de veces, pero con esta gente nunca se sabe.
Llega al bar, pide "lo de siempre" (tostadas con mermelada diet y café con leche), y se sienta.
Por ahí lo veo divertirse con los comentarios de los parroquianos sobre tal o cual jugador.
Es raro, porque me da la sensación que dentro de todo lo cuestionables que pueden llegar a ser los curas, éste hombre se salva.
Según los mozos (de los que hablaré pronto), el tipo es bastante "humano", por asi decirlo, a buen entendedor...
Debería explayarme mucho sobre este personaje, calculo que lo haré más adelante.
Carlos Macedo, 3:12 | link | 0 comments |

miércoles, 7 de febrero de 2007

Manu

Apodado de esta forma en honor al basquetbolista argentino Emanuel Ginobili (más adelante explico el porqué), en Manu encontramos lo que en nuestra tierna infancia hubieramos catalogado como (Y perdón a los espíritus sensibles) "Viejo choto".
A simple vista, es parecido a Darth Vader cuando se sacó la máscara (en serio, el tipo está bastante baqueteado), medio encorvado y camina con una leve inclinación hacia la izquierda.
Es abogado, y debe haber sido uno de los buenos, o de los primeros, ya que es saludado con afecto por buena parte de los clientes habituales y no tanto del bar.
Se sienta siempre en la misma mesa y pide un cortado (caliente como para pelar la lengua).
De vez en cuando se clava un whisky, pero no siempre.
Manu reniega de todo: de los taxistas, de los cadetes de mensajería; su frase preferida es "HAY QUE METERLES BALA A TODOS".
El apodo de Manu se lo ganó cuando nos dimos cuenta que este gracioso hombrecito, se divierte haciendo bollito las servilletas y tirandolas por todo el salón, como si estuviera jugando al basquet.
Tal vez vuelva a ocuparme de Manu, pero no creo.
Carlos Macedo, 3:39 | link | 1 comments |

El Mudo

Este tipo es un misterio.
Joven, alto, flaco y parecido a uno de los Muppets, el Mudo llega al bar todos los días a la misma hora, pide un café con leche con mediaslunas y se pasa la tarde sentado, fumando.
En algo debe trabajar, hasta ahora nadie (ni siquiera los mozos, que son los que más charlan con él) sabe a qué se dedica.
Es amigo de todos, saluda con corrección a la gente que va llegando.
Una ameba, digamos.
Salvo que salga en los diarios en alguna noticia policial, o descubramos que en realidad es agente de alguna agencia de inteligencia, no creo que vuelva a mencionar al Mudo.
Carlos Macedo, 3:30 | link | 0 comments |